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Final feliz: Talía
Cualquiera que haya tenido o haya conocido a alguien que haya tenido y perdido una mascota, sabrá el dolor que se siente y posiblemente habrá pasado por ese breve período de tiempo en el que piensas…
«Ya no tendré una mascota nunca más»
Fue precisamente así como Talía llegó a nuestras vidas cuando, en esa etapa de luto que casi todos decidimos pasar, un día abrí el Facebook y vi su foto compartida desde el CPA de Torrejón.
Nosotros ya sabíamos lo que significaba tener una mascota, ya conocíamos el cariño incondicional y la compañía de estos peludos, y también conocíamos lo que era recoger un cachorro que nadie más quería para darle una nueva oportunidad.
Pero Talía era diferente. Talía era una perra joven pero ya adulta, que habían encontrado merodeando por las calles, escuálida y con miedo a todo ser humano. Afortunadamente no fue eso lo que encontré cuando fuimos a verla a la protectora. Los voluntarios ya habían hecho su magia y solo hallamos a una perrita deseosa de dar amor y ser correspondida.
Desde ese mismo día Talía pasó a formar parte de nuestra familia. Y si bien os cuento que ya habíamos tenido mascotas varias con anterioridad, nunca podría llegar a explicaros la mirada de agradecimiento y devoción que te dedica a diario un perro que sufrió el abandono. Mi vínculo con mi perra es difícil de transmitir, solo os puedo animar a que, si teneis la oportunidad y el compromiso necesario para tener una mascota, no os lo penseis y ADOPTÉIS.
Porque un perro adoptado te dará el mismo amor que cualquier otro pero elevado a su máximo exponente, con el siguiente punto a tu favor… Estarás alegrando tu vida, salvando la de otro ser vivo.